Fundamentos de investigación parecía
una materia interesante. Ahí nos enseñarían las bases del método científico así
como la elaboración de reportes de prácticas y trabajos de investigaciones. El
profesor que la impartiría seria del área de administración del tecnológico. Nunca
entendí porque nos daría el esa materia, pero no le tome mucha importancia.
La primera semana de clases fue
entretenida. Nos dejó mucha tarea y dependiendo de lo que hicieras te daba
puntos extras. Yo obtuve 15 de 20, eso me satisfacía. Incluso nos dejó hacer
una investigación falsa, todo imaginado por los equipos y teníamos que pasar al
frente a contar las aventuras que pasamos al tratar de realizar nuestra “ardua investigación
imaginaria”.
Y entonces ahí empezó el
problema:
Empezamos a trabajar por equipos.
Cualquier cosa era por equipos y el profesor pasaba entre el montón de mesas evaluando
nuestras actividades. Aprovechaba para dejarnos tarea, pero nos lo decía a cada
uno en su grupo.
Al siguiente día, el profesor
revisaba la tarea y lo hacía igual, a cada quien en su equipo. Pero siempre nos
hacía falta algo o no era el tema que teníamos que investigar como tarea. Fue tanta
la curiosidad que integrantes de los equipos iban y venían por todo el salón preguntando
que había dejado de tarea el profesor y nos dimos cuenta que a cada uno le pedía
algo diferente; algunos mas temas otros menos incluso algunos ni les decía nada.
Después se vienen los exámenes y
nos entrega una enorme pila de copias para que estudiáramos los temas que el debió
explicarnos, pero no lo hizo. Nos dio cuatro días para que estudiáramos de
memoria todo, pues nos haría examen oral la siguiente clase.
Todos empezamos en “modo:
nervioso” leyendo hoja tras hoja aprendiendo cada uno de los párrafos de
memoria. Llega el día del examen y soy el primero en pasar. Recuerdo haberme
puesto nervioso y jugar un poco con las respuestas pero al fin logre sacar un
88.
Uno por uno mis compañeros fueron
pasando y al salir nerviosos gritaban “he reprobado”. El profesor dio una
segunda oportunidad, y de nuevo, volvieron a reprobar. Y una tercera más que volvió
a reprobar. Al final les dejo un trabajo y ni siquiera lo hicieron. El profesor
da las calificaciones del primer parcial, estaba seguro que obtendría un 100
pero solo conseguí un 93. En cambio mis queridos compañeros que reprobaron
tuvieron mejores calificaciones que yo.
Algo que me sorprendió fue que
cuando daba las calificaciones miraba tu cara y anotaba tu calificación en la
lista. Obtuve mi calificación por mi rostro. Después de eso, un día antes de
entregar calificaciones del parcial, me lavaba el rostro y me peinaba
perfectamente. Tu rostro importaba para el profesor, entre más limpio mejor.
Profesores necios, calificaciones pésimas.
Después cambio esa calificación por
un 97, aunque mereciera el 100.
Profesores necios, calificaciones pésimas.
Reviewed by Juan Alemán
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9:34:00 p.m.
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Existen profesores asi, yo tengo uno que odia a todos y dice que todos somos "unos malditos" :s y que todos los trabajos valen 10 si lo haces bien sacas 10 sino a esperar el 0.. y la materia la pasas de 0 a 15.. y no de 0 a 20.. Esta tan loquito u_u.. Probablemente comente varias de tus entradas porque me gustan :p espero no te moleste jaja despues lo hare normal porque estare al día n.n
ResponderBorrarNo, te preocupes, muchas gracias por comentar, eso te lo agradezco como no sabes :) y tu pasate por todo el blog si quieres, no te preocupes jaja
BorrarEn la universidad también tuve unas cuantas pésimas experiencias con profesores: Por ejemplo en primer año mi profesora de Literatura Española Medieval nunca te informaba qué nota te sacabas, si no que te decía, "Tienes entre un 4 y un 4,9" (en Chile las calificaciones son diferentes a las de tu país); luego al final del semestre, casi todo el curso nos enteramos que estábamos reprobando y que debíamos dar examen para ver si lográbamos pasar la asignatura. Esta misma profesora ocupó como dos meses en puras disertaciones y al final ni consideró la nota en el promedio. En vez de enseñarnos más de literatura, se dedicaba a hablar de puro esoterismo (que la Cábala, que el tarot, que la numerología, etc.)No tengo temor en decir su nombre, Irma Césped (una completa pérdida de tiempo).
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